martes, 8 de diciembre de 2009

Cuatro cuentos breves de A. de Mello

= ‘¿Qué me podría dar espiritualidad?’, preguntó un alcohólico al Maestro.

‘Una intoxicación no-alcohólica’, fue su respuesta.

= Cuando acude a ti el alcohólico en busca de ayuda, rara vez pretende ser curado, pues toda curación es dolorosa. Lo que realmente desea es encontrarse a gusto con su alcoholismo. O, mejor aún, anhela el milagro de que le cure sin dolor.

= En cierta ocasión, el Maestro oyó casualmente cómo un discípulo le decía a un visitante:
«Tengo a honra el hecho de haber sido personalmente admitido como discípulo por el Maestro, mientras que se cuentan por centenares los que han sido rechazados».
Cuando tuvo ocasión, el Maestro le dijo en un aparte:
«Vamos a dejar una cosa muy clara desde el principio:
si tú fuiste elegido, y otros no, fue únicamente porque tú estabas más necesitado que ellos.»

= Un discípulo llegó a lomos de su camello ante la tienda de su maestro sufí. Desmontó, entró en la tienda, hizo una profunda reverencia y dijo “tengo tan gran confianza en Dios que he dejado suelto a mi camello ahí afuera, porque estoy convencido de que Dios protege los intereses de los que le aman”.
“Pues sal fuera y ata tu camello estúpido!” le dijo el maestro. “Dios no puede ocuparse de hacer en tu lugar lo que eres perfectamente capaz de hacer por ti mismo.”

Autor: Anthony de Mello

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